Los accidentes denuncian la culpabilidad con la que vivimos ciertas situaciones.
Me declaro culpable
Cada experiencia es un tesoro. Los acontecimientos en los que nos vemos envueltos llevan implícitos un aprendizaje que es particular para cada cual y, al mismo tiempo, estos acontecimientos son la materialización del cúmulo de ideas, pensamientos y creencias que subyacen en nuestro inconsciente.
Por consiguiente, podríamos decir que la realidad de cuánto nos acontece es un espejo de nuestro desconocido y turbulento mundo interior. Los accidentes, al igual que el síntoma o enfermedad, devienen como muestra de lo que percibimos como una necesidad biológica no satisfecha, y ambos nos aportan una lección de vida.
Si nos mantuviéramos en el presente podríamos prestar atención a lo que pensamos y sentimos, y de esta forma nos daríamos cuenta de que, efectivamente, hay una inequívoca relación entre el accidente y el episodio dramático que en ese preciso momento estamos viviendo.
S.O.S.
¿Te has fijado que hay personas que parecieran llevar impreso en sus genes una inequívoca atracción por los accidentes, mientras otras jamás se hacen ni el más mínimo rasguño?
El Ser que nos da vida anhela que cada cual se ame de la misma manera que Él nos ama. Lamentablemente, es triste aceptar que ésta es la lección que más nos cuesta aprender.
Por este motivo, y tras haber agotado el resto de recursos, el Alma se sirve de los accidentes y las enfermedades para poner fin al descabellado rumbo que llevamos en nuestra vida.
Hemos creado una sociedad de niños que juegan a ser mayores. ¿O acaso no es el niño quien espera que se le reconozca, apruebe, acepte? ¿No es el niño quien se enoja cuando no consigue lo que quiere? ¿Dónde queda pues la autosuficiencia y la responsabilidad del adulto?
Sustituye ¿por qué? por ¿para qué?
Tendemos a utilizar el ¿por qué? para encontrar respuestas… respuestas que, siempre y en todos lo casos, no nos aportan la información necesaria para comprender el verdadero origen del acontecimiento. Esta sería la mirada de la víctima, como si fuera posible que algo externo a ella pudiera causarle algún daño.
En cambio el ¿para qué? nos lleva hacia dentro. Desde la perspectiva del aprendiz se toma conciencia del motivo por el cual ha sucedido lo inevitable, como solución a lo no se ha sabido o no se ha podido gestionar de otra manera en ese momento.
- «¿Por qué me ha sucedido esto?« → «¿Para qué me ha sucedido esto?»
- «¿Por qué de esta manera?» → «¿Para qué de esta manera?»
- «¿Por qué estas repercusiones?» → «¿Para qué estas repercusiones?
Se trata, una vez más, de asumir la responsabilidad en nuestra vida y de aceptar que la causa del efecto que percibimos afuera está e nosotros. Si deseamos hallar el ¿para qué? del accidente, hemos de observar lo más honestamente posible su proceso, así como las situaciones que estamos concibiendo concebidas como problemáticas.
Los juicios
Parece de locos, ¡pero así funcionamos! Por miles de años el inconsciente colectivo ha perpetuado la creencia de que los culpables han de ser castigados… y asumimos las creencias como verdaderas sentencias.
Por consiguiente, cada vez que creemos que hemos dicho o hecho algo que no debemos, o en base a unos baremos intangibles no hacemos adecuadamente lo que se espera de nosotros, deviene el sentimiento de culpabilidad e, irremediablemente, el consiguiente castigo.
¿Y quién es el más severo de los jueces y el más cruel de los verdugos? ¿Hace falta una respuesta?
Un accidente es la forma enmascarada de hacerlo, puesto que a través de él nos autoimponemos el castigo pretendiendo invalidar la culpabilidad. En consulta trato los accidentes de la misma forma que cualquier enfermedad.
Como acompañante escucho lo que el cliente me dice entre líneas, muchas veces sin el uso de las palabras y siempre con el cuerpo, para saber lo que realmente le aqueja y mostrarle su relación con lo sucedido, que le conducirá al acto de tomar conciencia y por lo tanto a la sanación.
Accidentes domésticos y laborales
Estadísticamente este tipo de accidentes son los más asiduos: quemaduras, cortes, rozaduras, golpes, caídas, etc. Para minimizar sus consecuencias, y aunque a priori parezca complicado, te aseguro que es relativamente sencillo averiguar el ¿para qué?, cuando en lugar de entrar en la queja nos cuestionamos sobre ello.
Se trata de analizar los factores que nos guiarán con auténtica precisión hacia la causa (= preocupación, culpa), que ha dado lugar al efecto en cuestión (= accidente). Estas son algunas de las preguntas que podemos hacernos:
- ¿Qué parte de mi cuerpo se ha visto afectada? Por ejemplo las manos simbolizan el padre, de igual forma que los pies la madre, la cara la imagen, la pierna el avance, etc.
- ¿Presenta la zona inflamación (= rabia), sangre (= familia), fractura (= necesidad de ser más flexible), dolor físico (= dolor emocional)?
- ¿Qué me imposibilita lo sucedido?
- ¿A qué me obliga la nueva situación?
- ¿En qué o en quién pensaba?
- ¿Me siento culpable por algo que he dicho o hecho?
- ¿Para qué estoy viviendo esta experiencia, que debo aprender de ella?
Accidentes de tráfico
En primer lugar me gustaría señalar que para la interpretación de este tipo de accidentes, aparte de las zonas del cuerpo que se vean afectadas, hemos de considerar también cuáles son las partes del vehículo dañadas, puesto que para nuestro inconsciente éste simboliza nuestro cuerpo:
- Los cristales vienen a ser nuestros ojos: la luna delantera mi proyección hacia el futuro, la trasera y los espejos retrovisores mi mirada hacia el pasado.
- Las ruedas se relacionan con las piernas y los pies, y por ello con nuestro avanzar y con sentirnos arraigados.
- El embrague con el cambio de marcha, o lo que es lo mismo con el cambio de ritmo en mi vida, etc.
También es importante a tener en cuenta cómo se ha producido el accidente, por ejemplo:
- Si alguien me embiste con su coche puedo preguntarme “¿a quién estoy dejando pasar por encima mía?” (= ¿dónde no me estoy respetando?), o “¿quién siento que se está aproximando peligrosamente a mí?”.
- Cuando es al contrario y soy yo el que embisto a otro vehículo la pregunta podría ser “¿a quién estoy retirando violentamente de mi vida?” o “¿realmente es necesario pasar sobre otro para continuar mi camino?”.
- En el caso de que no pueda controlar mi coche, “¿dónde siento que estoy perdiendo el control de mi vida?” o “¿qué aspecto de mí quiero pero no puedo controlar?”.
- Si el accidente se ha producido por ir a demasiada velocidad me he de cuestionar “¿de qué o de quién quiero escapar?”, “¿qué no quiero ver de lo que me está sucediendo?”, etc.
Toma este tiempo para ti
Todos los accidentes son una invitación a que pares, a que reconsideres tu situación actual y, sobre todo, tu actitud en la misma:
- ¿Priorizas la voluntad de los otros a la tuya propia?
- ¿Te estás respetando y valorando?
- ¿Te permites decir NO a la autoridad, o enfrentarte a ella sin necesidad de usar la agresividad? ¿Es por ello que la retienes y la vuelcas hacia ti mismo?
- ¿Tiene el accidente algún beneficio secundario para ti?
- ¿Es esta la forma de pedir ayuda? ¿Quién se ocupa de curarte las heridas?
- ¿Te sientes falto de contacto, de afecto? ¿Puede ser el accidente una manera de poder recibirlos?
- ¿Necesitas llamar la atención, ser visto?
- ¿Anhelas un descanso que no llega?
- ¿Qué deseas hacer y al mismo tiempo te resistes a actuar? ¿Qué cambio (= miedo) implica esta situación?
- ¿Te sientes culpable por un daño que piensas que has ocasionado, o que en algún momento tuviste la intención de hacerlo? Recuerda que el dolor físico es directamente proporcional al emocional.
Reflexiones
- Experimentamos gracias a las emociones y son éstas las que tiñen el decorado de cada situación.
- Si deseas que los otros te respeten y valoren, has de comenzar por demostrar valor y respeto hacia ti mismo.
- La agresividad muestra tu miedo irracional ante una frustración, cuando te sientes incapaz de manejarla de una manera saludable.
- Cuando crees que la violencia es la vía para dar solución a tus problemas, te conviertes en un imán que atrae personas y situaciones violentas.
- Cada vez que rechazas lo que te sucede, te condenas a repetirlo.
- Es fundamental aceptar e integrar el aprendizaje de la experiencia.
- No existen los errores, sino los aprendizajes.
- Los accidentes te avisan que es urgente que hagas lo que sabes que has de hacer.
Simbolismo de los accidentes y suicidios
Para terminar y a título complementario, te traigo algunos ejemplos del significado simbólico de los accidentes y suicidios de la mano del querido maestro Alejandro Jodorowsky:
- Ahogado: problema emocional con la madre.
- Sobredosis de píldoras: conflicto con el lado femenino.
- Tiro en la cabeza: problemas con el padre.
- Atropello de un tren: sufre la agresividad del padre.
- Caer de una altura: sufre los conflictos entre el padre y la madre.
- Caídas tontas: llamadas de atención para que analicemos con un mayor nivel de conciencia los “pasos” que damos.
- Ahorcarse: problemas infantiles con la madre.
- Tiro en la boca: conflicto con el padre por lo no expresado.
- Disparo en el corazón: no sentirse amado.
- Cortarse las venas: posible nudo homosexual con la madre/ padre.
- Tirarse o caerse a un pozo: deseo de retorno al útero materno.
- Electrocutarse: invasión del padre.
- Quemarse: represión de la rabia en el interior.
¿Qué pautas seguir respecto a los accidentes?
- Si el accidente ya ocurrió, hay que intentar leer su mensaje para elevar a la conciencia el mensaje sanador que con él nos llega.
- Si tememos tener un accidente o alguien nos maldice o nos vaticina que lo tendremos, el cerebro se programará para que suceda y lo atraeremos sin querer. En estos casos es mejor realizarlo de manera metafórica: el inconsciente entiende la metáfora y es como si ya se hubiese cumplido lo que tememos o lo que debía de pasar.
- Para evitar accidentes:
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- Cambiar culpabilidad por responsabilidad.
- No juzgarnos.
- Canalizar la rabia y la agresividad hacia nosotros mismos con grandes dosis de creatividad.
- Canalizar la agresividad y la rabia hacia los otros mediante la confrontación.
La virtud a desarrollar es la benevolencia, la compasión y la ternura, hacia la única persona que te acompañará durante toda la vida… y ese alguien ERES TÚ
Quiero saber de un accidente de moto con fractura de columna en el pie tórax y clavícula
Hola Clarissa, para indicarte he de hacerlo en consulta. Será un placer acompañarte.
Un abrazo!