Los abortos, los niños que nacieron muertos y aquellos que murieron a muy temprana edad, han de incluirse en el sistema familiar.
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Abortos, los grandes excluidos
Únicamente estando en nuestro lugar podemos hacer uso de nuestro poder y libertad. Cuando nos salimos del lugar que nos corresponde, la fuerza del Universo nos obliga a regresar a él a través del dolor. El que llegó primero siempre es el primero, aunque sea un aborto o haya vivido sólo unas horas. Todos pertenecemos.
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Dentro de los Órdenes del Amor referidos por su creador, Bert Hellinger, se encuentran el de la Pertenencia y el del Orden, que expresan la obligatoriedad de que todo miembro del sistema ha de ser incluido en el mismo, y ocupar el lugar que le corresponde, hecho que evitará el desorden en las futuras generaciones.
Quizá, de todos ellos y sin restar importancia al resto, sean los abortos los grandes excluidos… ¡en ocasiones ni siquiera se es consciente de que se haya producido un embarazado! Y después están esas otras veces en las que se intenta quitar hierro al asunto («al fin y al cabo es un aborto, puedes volver a quedarte embarazada»).
El impacto que deja la pérdida de un hijo no nacido genera una memoria de muchísimo dolor, sobre todo en la madre: la mujer pierde, junto con el aborto, algo de su alma y algo de su cuerpo.
Más aún cuando el aborto no ha sido natural o accidental, ya que el rechazo que se experimenta puede desatar síntomas de gran intensidad. Un ejemplo de esto sería la desmesurada codependencia en las relaciones interpersonales de la persona identificada con el aborto, sometida y fácilmente manipulable con tal de no quedarse sola, abandonada, rechazada al igual que el feto que fue abortado.
Abortos del Sistema Familiar
Ya sea que lleves la memoria del/los aborto/s de tu sistema familiar, que tú misma (madre o padre) hayas abortado de manera espontánea o inducida, o que previamente a tu nacimiento haya habido algún aborto, hermano no nacido o muerto en edad temprana, este artículo te interesa.
En cualquiera de los casos no deja de ser una muerte, una despedida. Por tal motivo qué importante es realizar el duelo correspondiente para que este proceso se cierre a todos los niveles: emocional, energético y sistémico, y concluya su ciclo.
Un duelo no se concluye cuando quedas aferrado al dolor.
En Constelaciones Familiares este acto asegura el orden y la pertenencia en el sistema, y procura que las siguientes generaciones no sufran ningún tipo de afectación a tal respecto en sus vidas (más abajo te dejo diversas visualizaciones para cerrar el duelo correspondiente). Ahora quiero centrarme en el caso de los padres que, entre sus hijos, han tenido uno o varios abortos.
Si es tu caso léelo con atención porque, como hemos visto, es fundamental que incluyas el aborto como un miembro más de tu sistema familiar, dándole el lugar que ocupa, y realices el cierre de duelo, que básicamente consiste en que despidas a este hijo desde el corazón y le agradezcas por haberte elegido como madre o padre, según corresponda. Aunque no nacidos, son hijos al fin y al cabo.
Ocupar el lugar entre hermanos
Veámoslo con un ejemplo. Imaginemos una pareja que aguarda ilusionada la llegada de su segundo hijo. Al poco de quedar embarazada, sin embargo, se produce un aborto espontáneo provocando angustia, frustración y tristeza. Pasado un tiempo, esta pareja decide intentar nuevamente darle un hermanito a su primer hijo y, esta vez, el embarazo felizmente llega a término.
¿Cuántos hijos tiene ahora esta pareja?
Dos, no. Tienen tres hijos. Dos vivos y uno no nacido: el primogénito, el aborto, y el niño que ocupa el tercer puesto en la fratría. En el caso de relegar este aborto al olvido, o no cerrar el duelo, o no darle su lugar, el más pequeño de los hijos estará ocupando el lugar de su hermano fallecido, es decir, de alguien que no está en la vida (no existe, no merece). Abortos
Todo aquel miembro del sistema no reconocido e integrado se servirá de otros miembros, en el caso de los abortos en el hermano nacido siguiente, puesto que necesita ser visto.
Con mucha probabilidad, el último hijo presentará una serie de síntomas (ver yacente horizontal) y desequilibrios que le condicionarán su vida, en tanto en cuanto no se haga consciente del vínculo creado y no resuelto con este hermano no nacido. Toma conciencia, como madre y/o como padre, para darle su lugar y honrar en tu corazón a este niño o niña que no llegó a nacer.
Repercusiones en el sistema familiar
Tanto las Constelaciones Familiares en un plano energético, como la © Descodificación Biológica Integrativa (DBI) y el Transgeneracional en el plano biológico, coinciden en la importancia de otorgar a cada miembro del clan el lugar que le corresponde. No podemos tener disponible nuestra energía para nuestra vida mientras ocupemos un lugar distinto al que nos pertenece.
Las intrincaciones familiares nos muestran estos desequilibrios. Cuando a nivel inconsciente se está reemplazando a un miembro excluido, por lealtad o fidelidad hacia ese miembro se tiende a la repetición o manifestación de su destino en cualquier área de la vida. Veamos ahora las posibles repercusiones tanto en el nuevo fruto nacido tras el aborto, como en los padres.
Síntomas posibles en el hijo nacido tras un aborto
Los síntomas básicamente se sostienen en tres orígenes clave:
- El nuevo hijo internamente dice al aborto: «yo como tú, si tú no has podido, yo tampoco».
- El útero, primera casa del todavía feto, contiene cicatrices de gran dolor.
- La madre no ve al nuevo hijo, sino al hijo no nacido.
Las repercusiones a las que pueden dar lugar son las siguientes:
- Nacimiento prematuro (antes de la semana treinta y seis).
- Sentirse inmerecedor del placer en cualquiera de sus acepciones.
- Comenzar estudios, proyectos que no llegan a terminarse (=se abortan).
- No ser tenido en cuenta, no me ven, no existo.
- Problemas de identidad.
- Complacientes con los demás para obtener reconocimiento.
- Sentirse desubicado, como fuera de lugar, no solo en su familia nuclear (de origen), sino que se proyecta en sus futuras relaciones (pareja, amigos, compañeros, etc). En general hablamos de personas con una gran desvalorización, que se deja entrever en una baja autoestima.
Síntomas posibles en los padres tras un aborto
- Infertilidad o numerosos abortos. Sobre todo por influencia sistémica: lealtades invisibles a las madres del clan en su dolor, o reemplazo de las mismas (= ocupando su lugar) para hacerse cargo de sus abortos.
- No tener pareja (1) y/o problemáticas de pareja. La relación con la pareja se daña, deja de ser como antes; de alguna forma la mujer, junto con el hijo, aborta al hombre.
- Obesidad o sobrepeso ubicado en el vientre. Simbólicamente el vientre aloja a los no nacidos, bien por memorias transgeneracionales o presentes. Se ha de contemplar por tanto esta posibilidad, además de los conflictos biológicos subyacentes a este síntoma.
Siempre que se da un reemplazo transgeneracional, en estos casos hacia madres del sistema familiar, ante todo se procede devolviéndoles el lugar que ocupan como madres de sus hijos y despidiendo a sus abortos. Después, una vez esté ocupando su lugar, se ha de posicionar frente a su propia madre como hija, expresando: «mamá, tú eres la grande y yo la pequeña, gracias por darme la vida».
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(1) La persona que aborta voluntariamente puede, posteriormente, estar expiando esa culpa de manera inconsciente no teniendo pareja, hijos, salud, dinero o trabajo.
Visualizaciones: Cerrar el Duelo
Hermanos e hijos
- Cierra los ojos, y comienza a respirar lenta y conscientemente.
- Permite que cada respiración te vaya centrando más y más en ti.
- Ahora imagina, visualiza y mira con profundo amor a este aborto, hijo nacido muerto o muerto en edad muy temprana.
- Si no lo has hecho todavía ponle un nombre, y le dices, despacio y con mucho amor, el texto correspondiente (de acuerdo a la relación que te una con él/ella).
Al hermano
«Querido hermano, no sabía de tu existencia. Ahora que lo sé, te veo, te respeto y te doy tu lugar en nuestra familia. Conmigo siempre en mi corazón«.
Al hijo
«Querido hijo, el miedo (culpa, vergüenza, rabia, angustia…) me impidió tenerte. Ahora te veo y veo mi dolor. Ahora te doy tu lugar, tú eres el primero (segundo, tercero… según corresponda) de mis hijos. Tú también perteneces a esta familia. Conmigo siempre en el corazón«.
Ahora abre tu corazón a lo que él te expresa:
«Papá, mamá, gracias por ser mis padres, os honro y respeto. Sé que hicisteis cuanto pudisteis y es suficiente para mí. Sé que estoy en vuestro corazón y esto me hace feliz«.
Abortos del sistema familiar
- Cierra los ojos, y comienza a respirar lenta y conscientemente.
- Permite que cada respiración te vaya centrando más y más en ti.
- Imagina, visualiza a tu madre y su linaje tras tu hombro izquierdo, y a tu padre y su linaje tras tu hombro derecho (los hayas conocido o no).
- Ahora mira con profundo amor a los abortos, hijos nacidos muertos o muertos en edades muy tempranas de todas las generaciones.
- Les dices, despacio y con mucho amor:
“Veo vuestro dolor. Todos pertenecéis y tenéis vuestro lugar en nuestra familia. Podéis descansar en paz, vuestro sufrimiento ha terminado. Vuestro padre y vuestra madre os acogen en su corazón, y en el mío, todos, podéis reencontraros”.
Reflexiones
Finalmente cuanto vivimos forma parte de una historia de vida. Este aborto tenía y cumplió su propia misión, interactuando al unísono contigo para hacerte ver lo que necesitaba ser visto de tu sistema familiar, el equipo que vuestras almas previamente decidieron que así fuera.
Date cuenta también, que el fallecimiento de ese hijo fue lo que quizá dio lugar a que llegase el siguiente retoño, al que tú tanto amas. Exprésale entonces, desde el corazón:
«Me hubiera encantado conocerte… no pudo ser. Te veo hijo mío, y digo sí a tu destino. Gracias por tanto. Te llevo en mi corazón, formas parte de mí, me elegiste como madre. Gracias a ti pudo nacer tu hermano pequeño. Os amo, todos tenéis un lugar en mi corazón«.
Es necesario poder mirar de frente el pasado, y, tras hacerlo, dejarlo atrás.