Conocer los rangos de hermandad en la fratría, te ofrece respuestas para entender las diferencias entre hermanos.
No existen dos hermanos iguales
Hasta ahora te he mostrado, bajo la guía de varios artículos:
- La importancia que tiene en nuestra vida el vínculo establecido con nuestros antepasados (Transgeneracional).
- Cómo el deseo de nuestros padres previo a nuestra concepción, junto con la manera en la que venimos al mundo, determinan nuestras relaciones (Proyecto Sentido Gestacional).
Continuidad
Gracias al Transgeneracional sabemos que la percepción inconsciente de nuestros ancestros, es decir, su forma de ver y entender la vida, es transmitida a las generaciones venideras con el fin de que aportemos una nueva información.
Por este motivo estamos abocados a vivir experiencias similares a las suyas, que terminan condicionando nuestra propia vida. Pero también gracias a esto, una vez tomamos conciencia, nos impulsamos hacia nuestra evolución.
El árbol perdura dentro de nosotros; de hecho, somos la expresión de todo nuestro clan. El Estudio del Árbol Genealógico nos permite conocer con qué ancestro o ancestros estamos relacionados (por fechas de nacimiento y defunción, nombres, parecidos físicos, profesiones, enfermedades, etc), así como el trabajo con las Constelaciones Familiares.
Sólo cuando entendemos el por qué, y sobre todo el para qué de esta repetición, estamos en condiciones de soltar estas ataduras inconscientes.
Esta premisa es fundamental para detectar la lógica de nuestro árbol y, por ende, la lógica de nuestra vida. Asimismo es relevante saber el lugar que ocupaban éstos ancestros entre sus hermanos (primero, segundo, tercero, etc). Este detalle, junto a su sexo, supuso que asumieran unas funciones determinadas tanto en el seno familiar como en relación al árbol en general.
Lealtades invisibles
Ahora supongamos que yo hago el número dos de mis hermanos, al igual que mi abuelo paterno. La lealtad invisible hace referencia al mandato que nos ata a nivel inconsciente.
En este caso, será muy probable que la relación que mantenga con los miembros de mi fratría(1), que estén en el mismo orden filial que los hermanos del abuelo, sea extremadamente similar a la relación más arriba establecida.
Es muy importante que contabilices los abortos, ya sean éstos naturales o provocados, así como la muerte prematura de los hijos. Y es que tanto unos como otros ocupan su lugar específico en la fratría, e influyen en consecuencia en los rangos de hermandad.
Por otro lado, somos manifestación del deseo consciente e inconsciente de nuestros padres. De algún modo, este patrón organiza nuestra vida con el fin de cumplir con el cometido asignado.
Si te apetece indagar sobre este tema, te invito a la lectura del artículo Proyecto Sentido = Camino de Vida. Asimismo dispones de una valiosa información en relación a tu nacimiento, en el post Tipos de Nacimiento y Personalidad.
Volviendo al tema que hoy nos ocupa, ahora tienes la oportunidad de entender algo que sin duda en algún momento te has preguntado: ¿por qué soy tan diferente a mis hermanos?
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(1) Conjunto que forman los hijos de una pareja de progenitores, considerado desde el punto de vista de los hijos.
Rango de hermandad
El orden filial, también conocido como rango de hermandad, determina las características intelectuales, emocionales y biológicas propias de cada hermano en base a su orden de nacimiento. Estos aspectos afectan de manera decisiva sobre el desarrollo de la personalidad y la calidad de las futuras relaciones.
Partamos del hecho que la actuación de los padres difiere en mucho de uno a otro hijo. Estarás de acuerdo que no es lo mismo sentir la llegada de un hijo como un regalo o bendición, a tener un embarazo por accidente e incluso pretender abortarlo.
No es lo mismo ser papás en un entorno apacible y sereno, a hacerlo tras la pérdida de un ser querido, o cuando se está viviendo una situación angustiosa por carencia económica o falta de hogar. Tampoco tiene nada que ver vivir en una nación libre y próspera, a otra dónde la tónica sea de guerra, crisis, dictadura, etc.
Por consiguiente, las vivencias de los padres desde nueve meses antes de la concepción, durante la gestación y en los primeros años de edad, establecen radicalmente el rol que se le es asignado a cada hijo en cuestión, dando lugar con ello a los celos, intolerancia, rivalidad, competencia, envidia, incomprensión, etc.
Y por último, a nivel del árbol y de manera inconsciente se establece una relación particular entre el padre y la madre con cada uno de sus hijos. Por ejemplo:
- El hijo mayor es doble de la abuela paterna, la cual murió siendo papá pequeño.
- Una de las hijas es muy parecida físicamente al abuelo materno, quien maltrataba a la abuela un día sí y el otro también.
Ciclos Celulares Biológicos Memorizados
Los Ciclos Celulares Biológicos Memorizados fueron descubiertos por Marc Fréchet, padre igualmente del denominado Proyecto Sentido Gestacional.
Estos ciclos, fundamentados en el pensamiento del inconsciente colectivo acerca de la Trinidad, y aplicados al contexto de este artículo, nos confirman la existencia de una resonancia o afinidad, en los patrones de conducta y personalidad de los miembros de la fratría.
Básicamente nos muestran que la personalidad del hijo número 1 es afín con la del 4 y la del 7, la del hijo número 2 resuena con la del 5 y la del 8, la del número 3 con la del 6 y la del 9, etc.
Columnas de afinidad entre hermanos
Esta información inconsciente aparece desde el vientre materno. Por este motivo es tan importante considerar los abortos, ya que todas las concepciones obedecen al mismo orden descrito: Masculino, Femenino y Realización.
La resonancia generada por las columnas de afinidad no sólo se aplica a la propia fratría, sino que se extiende al resto de fratrías del clan. Por ejemplo, habrá una mayor afinidad entre tú y tu madre si ambos hacéis el hermano número dos.
La afinidad puede hacer referencia a un mejor entendimiento, comprensión, simpatía, complicidad, semejanza física y/o conductual…, y también a la inercia de repetir ciertos programas como enfermedades, conflictos relacionales, laborales, etc.
Manifestación biológica
Los seres humanos compartimos, aproximadamente en un 97 %, la biología con el resto de los animales. Con esto quiero decir que, inconscientemente, es clave asegurarnos la supervivencia.
Al igual que un pajarillo lucha con sus hermanos, =sus rivales, para diferenciarse de ellos con el objetivo de ser el primero en ser alimentado, también nosotros competimos con uñas y dientes con los nuestros (¡se trata de sobrevivir!).
Se trata de recoger el máximo alimento EMOCIONAL de nuestros padres: miradas, caricias, amparo, reconocimiento, valoración…, porque por encima de todo necesitamos ser amados. El amor nos aporta una identidad propia y nos asegura la pertenencia al clan.
El orden en la fratría establece el espacio asignado a cada uno de ellos, así como el rol (suma de identidades) a desempeñar en el núcleo familiar. Es comprensible, por ejemplo, que dentro de una familia numerosa el lugar que ocupe el primer hermano sea diferente del que ocupe el último.
Además, cuando hay una importante diferencia de edad, encontramos pequeñas «familias” dentro de la familia, asumiendo roles muy distintos a los que por jerarquía les correspondería. Un ejemplo sería el rol de madre que la hermana mediana lleva a cabo con los más pequeños, si es que los más mayores se han marchado del hogar familiar.
Cada unidad familiar configura un puzle dentro del macropuzle de su clan.
Padres conscientes
Lejos de enjuiciar y culpar a nuestros padres vamos a entenderles. Ellos devienen de una sociedad en la que, en muchos casos, vivieron penurias, pasaron hambre e incluso transitaron la guerra o los resquicios de ella.
Recién estrenaron la televisión, no tuvieron la opción de navegar por internet ni de acceder al caudal de libros de autoayuda y autoconocimiento que ahora encontramos por doquier.
Sin lugar a duda ellos lo han hecho lo mejor que han podido, de la misma manera que lo hemos hecho nosotros. Entonces ¿qué tenemos que reprocharles?, ¿cómo vivimos la relación con nuestros padres, y a su vez estos con los suyos, etc…?
Nuestros padres, consciente o no, han hecho comparaciones entre sus hijos y han otorgado o denegado ciertos privilegios. Este comportamiento ha generado:
- Oposición y rivalidad entre los hermanos.
- Culpabilidad y sufrimiento.
- Miedo, inseguridad y desvalorización.
Por otro lado se ha podido caer en el error de privar del rango de primogénito a una mujer si a posteriori ha nacido un varón. Esto da lugar a que competan toda la vida entre ellos, sin que sean conscientes del motivo de esta relación fría, y distante, amén de lo posibles problemas de identidad que pueda acarrear.
Recordemos una vez más, que hasta la edad de siete años los niños viven en un estado cerebral de ondas alfa, similar al que se llega mediante hipnosis. Esto quiere decir que:
- No juzgan (bueno vs malo).
- Admiten como cierto cuanto ven, oyen y sienten.
En este proceso todos nos programamos para el resto de nuestras vidas. Por lo tanto, vivimos nuestras experiencias desde el criterio subjetivo del niño, que quedó íntegramente fijado en nuestra mente inconsciente.
Reflexiones
Ahora ya no es suficiente con intentar ser buenos padres. Como individuos adultos, hemos de dar el siguiente paso: madurar.
Esto conlleva aceptar la responsabilidad que nos corresponde, puesto que la encomienda en la asignación de roles hacia nuestros hijos recae en nuestra labor como padres.
Potencia lo positivo que recogiste de tus padres, e implanta una nueva manera de relacionarte con tus hijos desde lo que te disgustó de la educación recibida.
¡Puedes conseguir todo cuanto te propongas!